Evaluar la pertinencia, la calidad y la fiabilidad de la información obtenida

Al acabar una búsqueda, es decir, una vez hemos recuperado la información de las fuentes consultadas, se hace necesario evaluar la información obtenida a partir de, básicamente, las tres premisas que se enuncian en el título de este subapartado: pertinencia, calidad y fiabilidad. Es decir, tenemos que comprobar si los datos o la información que hemos recuperado es útil o relevante según nuestra necesidad de información, y si esta responde a unos mínimos de calidad y fiabilidad, en definitiva, si la procedencia y la autoría son fiables.

Por otro lado, a la hora de evaluar los resultados de una búsqueda, y respecto a la cantidad de información obtenida, podemos encontrarnos con dos problemas básicos: el silencio o el ruido documental.

  • Hablamos de silencio en una búsqueda cuando no conseguimos recuperar todos los documentos pertinentes, es decir, cuando hemos obtenido menos resultados de los que podíamos obtener. En este caso, la búsqueda no es completa. Tendremos que plantearnos si la estrategia de búsqueda utilizada es la correcta y si las fuentes consultadas son las más adecuadas.

  • Hablamos de ruido en una búsqueda cuando no conseguimos eliminar de los resultados los documentos no pertinentes, es decir, cuando hemos obtenido más resultados de los que tendríamos que haber obtenido. En este caso se hace necesario filtrar los resultados para reducirlos y eliminar el ruido documental. Esto se consigue, por ejemplo, ampliando el número de términos de búsqueda, utilizando términos más precisos y con el uso de los operadores.

 

En cualquier caso, a la hora de evaluar la información obtenida en un proceso de búsqueda, y como ya hemos señalado anteriormente, tenemos que tener presente que en internet conviven documentos científicos acreditados, de primer orden y de una relevancia capital para la investigación, con pseudociencia y documentos con un escaso o nulo valor informativo y de un rigor mínimo. Por eso tenemos que tener en cuenta que, si bien es cierto que por medio de internet podemos acceder a muchísima documentación de manera gratuita, también es cierto que buena parte de la información más valiosa de cariz científico todavía no es de acceso gratuito, y hay que pagar para tener acceso a ella. Es lo que se denomina el web invisible, como por ejemplo, las bases de datos, o bien las revistas científicas, imprescindibles para estar al día de los adelantos en las diferentes áreas del conocimiento.

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