Definir con precisión la consulta

Decíamos en el apartado anterior que el tiempo que invertimos en definir y delimitar claramente la información que necesitamos, para qué la queremos y dónde podríamos encontrarla, es un tiempo bien invertido y que, muy a menudo, representa un ahorro de tiempo en el proceso de búsqueda y localización de la información.

 

Ciertamente, lo primero que hay que hacer antes de iniciar un proceso de búsqueda es definir lo más concretamente posible cuál es nuestro objetivo. Esto quiere decir tener claro cuál es nuestra necesidad de información, y nos permitirá diseñar una estrategia de búsqueda óptima para cada caso concreto y seleccionar las fuentes más adecuadas.

En esta primera fase hace falta que nos planteemos cuestiones como por ejemplo la cantidad de información que nos interesa localizar, en qué lenguas queremos recuperarla, en qué formatos y, en caso de que pensemos que nuestra búsqueda tendrá que ser mediatizada por un motor de búsqueda, pensar cuáles tendrán que ser los términos que utilizaremos para realizar la búsqueda, que sean lo bastante representativos y definitorios para identificar la información que necesitamos.

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