Sindicat de Llogaters i Llogateres. El inquilinato insumiso

Abstract

Una de las principales manifestaciones de la exclusión social en nuestras ciudades es la dificultad de acceso a la vivienda o su pérdida. Esta situación que puede darse con mayor o menor severidad cada vez está más extendida, principalmente por causa del elevado coste de las rentas del alquiler que actualmente es excesivo o directamente inasumible en relación con los ingresos familiares. Durante los años de la burbuja inmobiliaria el excesivo endeudamiento y en el riesgo futuro para hacer frente a las cuotas hipotecarias tuvieron como consecuencia, pinchada la burbuja y con el inicio de la recesión, el incremento de los desahucios provenientes de ejecuciones hipotecarias. Actualmente la exclusión residencial se plasma especialmente en el mercado privado de alquiler. La evolución económica en el Estado desde 2013 ha estado marcada por la recuperación de determinados datos macroeconómicos que indican un cambio de ciclo, como el índice de paro registrado, en las diferentes estadísticas de consumo o en el crecimiento del PIB. Desgraciadamente buena parte de la población no está disfrutando o no percibe ninguna mejora sustancial de su economía familiar. Así muchos inquilinos ven como el precio de los alquileres empiezan a repuntar en 2013 coincidiendo con la entrada en vigor de una reforma de ley que entre otros aspectos acorta la duración de los contratos de arrendamiento de 5 a 3 años. A la subida de los precios se suma también en las ciudades receptoras de visitantes la aparición de miles de viviendas que sus propietarios les dan un uso para alojamiento turístico. Todo ello provoca un fuerte aumento de expulsiones de vecinos de sus barrios, procesos de rápida gentrificación, que quedan ocultos en los llamados desahucios invisibles que se dan cuando finalizan los contratos y el inquilino no puede asumir el incremento planteado por la propiedad. Es en este contexto entre 2016 y 2017, bajo la premisa del derecho a la vivienda y a un alquiler justo, que vecinos de Madrid y principalmente Barcelona impulsan la creación de un Sindicato de Inquilinos.